
El problema de la profesión periodística y de la prensa es que nacieron en un mundo que ya no existe.
Cualquier intento de prever cuál va a ser el futuro del oficio y del sector
debe empezar por reconocer que la esencia misma de lo que hacemos tiene que
cambiar.
El periodismo surgió para resolver la escasez de información.
La información no podía viajar de un lugar a otro más deprisa que un ser
humano; en un mismo sitio no podía extenderse más lejos del alcance de la voz.
Un predicador podía comunicar con toda una congregación, y un pregonero podía
informar a todo un pueblo o barrio, pero no más. El contacto personal era
fundamental; de ahí los mentideros, las ágoras del sur de Europa o los cafés
del norte: lugares públicos de intercambio y flujo de información.
La imprenta fue el primer proceso de fabricación industrial
en masa. Proporcionó un mecanismo para
distribuir de forma rápida y rentable información a gran escala. El producto
básico del periodismo y de la prensa fue la información: llevar de modo rápido
y económico grandes cantidades de algo que escaseaba a gran cantidad de
personas que lo deseaban. Información que interesaba al público, que llamamos
noticias, e información que interesaba a los comerciantes, que llamamos
publicidad.
En la nueva era del nacimiento de Internet la información no
es un bien escaso, sino abundante. El problema que tratan de resolver los
medios de comunicación se ha transformado; mientras en la era industrial era la
carencia de información, ahora es la abundancia de la misma. Diseñados para
llevar información a donde no la hay de forma rápida y económicamente eficiente,
la profesión del periodismo y la industria de la prensa se encuentran ahora en
un entorno en el que sus servicios a este respecto ya no son necesarios.
El problema que tratan de resolver los lectores con los
productos periodísticos ha cambiado: ya no se trata de obtener información que
no está a su alcance. Los problemas de la sociedad del siglo XXI son por un
lado el exceso de información, que dificulta localizar los nuevos datos que son
de interés, y por otro la escasez de contexto, que dificulta o incluso impide su
comprensión. Para los medios periodísticos ya no es suficiente con responder a
la pregunta ¿qué pasa, dónde y cuándo? Los cómos, los porqués y las
consecuencias de lo que pasa son cada vez más importantes.
YouTube es únicamente uno de los múltiples servicios que
ofrecen alojamiento y publicación de una gran cantidad de vídeos. Es completamente imposible que alguien
pueda filtrar aquellos vídeos que pudieran ser de su interés en medio de este
abrumador caudal. Si añadimos el resto de los formatos (audio, imagen estática,
texto) y el hecho de que la tendencia es creciente, el problema no deja de
crecer, desde el punto de vista del usuario. Se habla de sobredosis informativa.
Hay una función clásica del periodismo que es útil recuperar; una vinculada con la capacidad de filtro como es la validación de información. La comprobación de la veracidad de un dato, sin embargo, es un componente esencial de la tradición periodística. El periodismo siempre ha considerado características básicas de sus productos la selección de qué es y qué no es noticia, la comprobación de la veracidad de los informes recibidos y la jerarquización de las distintas informaciones por orden de importancia. Basta con recuperar estos aspectos del periodismo tradicional y adaptarlos a la nueva realidad para disponer de un servicio atractivo e interesante para el lector: un filtro que le facilite mantenerse informado sin verse abrumado por datos irrelevantes para él.
El factor con el que la oferta de los medios de comunicación
del mañana puede aspirar a competir es complementar los datos brutos con el suficiente
aparato intelectual como para permitir entender sus antecedentes, sus
consecuencias y en general su importancia. Ya no es suficiente con contar lo que
pasa; hay que ayudar a comprender por qué pasa, cómo pasa y qué pasará después.
El futuro del periodismo pasa por la creación de productos
informativos que localicen información relevante en el torrente diario, que
evalúen su interés y veracidad y clasifiquen su importancia; que ofrezcan una
ventana a datos que se encuentren fuera de nuestra burbuja cognitiva y que
además añadan las herramientas de contexto y análisis necesarias para facilitar
la comprensión. Estos principios permitirán crear productos capaces de atraer
la atención de una audiencia. Esta audiencia, y sobre todo su atención,
proporcionará a su vez a los medios su base de sustento económico.
El mecanismo de soporte económico de los medios informativos
será por tanto dependiente de la atención, elemento cada vez más valioso, y de
la necesidad de las empresas de comunicarse con la sociedad. Pero no podrá ser
unidireccional, ni económica con la verdad, ni podrá disfrazarse de
información. En el futuro la relación entre las empresas y sus ‘stakeholders’
deberá ser mucho más abierta, bidireccional y honesta; mucho más similar a una
verdadera conversación. Y los medios tendrán que encontrar el modo de hacer que
así sea, y de ganarse un espacio donde sobrevivir económicamente en el proceso.
Al contrario: mecanismos como facilitar el uso de enlaces
(internos y externos), los sistemas de publicación multisoporte (móvil,
tabletas, etc.) basados en la web abierta y estándar, la integración con redes
sociales y las herramientas legales como el ‘copyleft’ deberán ser desplegadas
en su máxima extensión para facilitar lo más posible la extensión de la marca y
los contenidos publicados por la prensa en la Red. Además de su valor económico
esta opción por la apertura y la transparencia casa ideológicamente con el
papel del periodismo y la prensa como garantes de la libertad en el entorno
público. Esta tradición de presión por la apertura y la transparencia social
está en la misma esencia tanto de los medios como de las gentes que los hacen.
Y debe ser mantenida y reforzada en el nuevo milenio, en el que las
herramientas de Internet ofrecen nuevos y muy potentes mecanismos de libertad y
apertura, pero también potenciales riesgos antes impensables. La privacidad,
como ciertas leyes, pueden convertirse en una amenaza a la libertad en el nuevo
entorno, y debe ser papel de los medios defenderla.
Al mismo tiempo la amenaza hacia quienes actúan como fuentes
de los medios de comunicación no ha sido jamás tan sutil. Es por ello una
necesidad imperiosa que los medios adquieran capacidades de protección de la
seguridad de la información, así como técnicas de ocultación y protección de la
identidad del grado más elevado posible, para poder seguir ofreciendo a sus
fuentes de información la cobertura que hasta ahora tan orgullosos hemos estado
de garantizar.
Enlaces, apertura y transparencia, privacidad y seguridad
informática; el nuevo mercado de la información impone a la profesión y a su
industria nuevos y radicalmente distintos problemas a los ya conocidos,
problemas que sin embargo pueden encararse recuperando algunas de las
tradiciones e impulsos básicos que están en su origen.
Quizá las técnicas no sean las mismas, desde luego los
productos han de cambiar radicalmente y los riesgos también son diferentes.
Pero el corazón de la prensa y de los periodistas sigue estando en el sitio
correcto, y sigue teniendo los impulsos adecuados. Podemos trasplantar el
periodismo y los medios al futuro sin más dificultad que dejar ir las partes
muertas del pasado. Lo único que puede ahora frenar a la profesión y a la
industria es su propia obcecación.
Muy buena entrada la verdad, estoy de acuerdo con todo lo expresado en ella. Estamos de lleno en la era de la digitalización y hay solo dos opciones ''adaptarse o morir'', la información se ha transformado y en cuestión de instantes llega a todas las redes, por eso, el mundo del periodismo tiene que estar presente en todo principio de divulgación de la información, no puede quedarse atrás, los periodistas tiene que dar el pistoletazo de salida a todas estas informaciones, siempre desde el punto de vista objetivo y fundamentado; como bien expresa mi compañera tienen que ser el ''filtro'' dentro de un mar de noticias, que corren como la pólvora gracias a las nuevas tecnologías y redes sociales, tienen que mantener esa base del periodismo tradicional. Los periodistas tienen que luchar por ser todoterrenos, ser la visión y divulgación de la realidad, para poder hacer ver al mundo que esta profesión nunca carecerá de importancia.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con la entrada. Los periodistas deben mostrar la realidad tal y como es, y para ello, actualmente, lo hacen a través de Internet. Si soy sincero, siempre me ha gustado más el papel que la pantalla de un ordenador. Tocar el papel, oler el periódico... Lo mismo me pasa con los libros. Pero, en cuanto a actualidad, es mucho más rápido el papel digital, las webs de los periódicos. Y ese es el futuro. No es que sea un futuro próximo, es que es ya nuestro futuro presente. Todos usamos las webs de los diarios para estar informados al minuto de lo que sucede en el mundo, y es una forma cómoda y muy útil. Por tanto, creo que, según vayan pasando los años, la competencia en el periodismo digital será cada vez más mayor. Por ello, a la hora de saber cómo obtener un beneficio económico, quizá lo más importante para el periodismo digital sea la publicidad y los enlaces. En definitiva, y apartándome de la línea del periodismo digital, como bien dice mi compañera Patricia, el periodismo debe ver y divulgar la realidad; esa es la meta principal.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con mis compañeros, como ya han dicho ellos, vivimos en un mundo donde lo digital y las tecnologías están a la orden del día, es algo que tenemos que aceptar y adaptarnos a ello. También estoy de acuerdo con mi compañero Diego en que el papel a mi juicio, siempre a superado a una pantalla de ordenador, pero la tecnología va avanzando y o nos "acoplamos", en cierto modo, o no progresamos. El papel de los periodistas hoy en día es fundamental, y gracias a Internet todos podemos estar al alcance de la información, pero a mi juicio, en muchas ocasiones esta información no se emplea de un forma correcta, es aquí donde los periodistas tienen que sacar lo mejor de ellos para canalizar toda esta información y hacer que esta llegue de manera, limpia, rápida y eficaz. Y para ello, los medio digitales son imprescindibles.
ResponderEliminarEstoy en total acuerdo con la entrada realizada por mi compañera. Hoy en día los periodistas tienen que saber manejar el ordenador con facilidad, ya que como bien dice mi compañero diego, en un futuro, todo estará digitalizado, ya que hoy en día mucha gente utiliza los periódicos digitales al ser mucho más cómodo de ver. como también dicen mis compañeros los periodistas deben ser objetivos y mostrar la realidad en cada momento.
ResponderEliminarEstoy en total acuerdo con la entrada realizada por mi compañera. Hoy en día los periodistas tienen que saber manejar el ordenador con facilidad, ya que como bien dice mi compañero diego, en un futuro, todo estará digitalizado, ya que hoy en día mucha gente utiliza los periódicos digitales al ser mucho más cómodo de ver. como también dicen mis compañeros los periodistas deben ser objetivos y mostrar la realidad en cada momento.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con mis compañeros, como ya han dicho ellos, vivimos en un mundo donde lo digital y las tecnologías están a la orden del día, es algo que tenemos que aceptar y adaptarnos a ello. También estoy de acuerdo con mi compañero Diego en que el papel a mi juicio, siempre a superado a una pantalla de ordenador, pero la tecnología va avanzando y o nos "acoplamos", en cierto modo, o no progresamos. El papel de los periodistas hoy en día es fundamental, y gracias a Internet todos podemos estar al alcance de la información, pero a mi juicio, en muchas ocasiones esta información no se emplea de un forma correcta, es aquí donde los periodistas tienen que sacar lo mejor de ellos para canalizar toda esta información y hacer que esta llegue de manera, limpia, rápida y eficaz. Y para ello, los medio digitales son imprescindibles.
ResponderEliminarUna magnífica entrada que expresa algo que no sólo nos toca a nosotros, (en menor o mayor medida al final) sino a todos en particular. La situación, como bien se ha manifestado en la entrada, ha cambiado respecto a tiempo atrás. El ciudadano ansioso de conocimientos y de información, en nuestro mundo actual se encuentra con una sobredosis de éstos. Esto nos debe causar una motivación especial para querer ayudar a salvarlos del maremoto de incertidumbres al que se enfrenta, ya no provocado por un desconocimiento, sino por un conocimiento en exceso. Tenemos que hacerle saber que no está sólo y debemos, como futuro del periodismo que somos, ayudar a la información veraz y clara y nunca dejar que sea pisoteada. Para poder alcanzar esa meta que compartimos, disponemos de un arma de doble filo, la tecnología. Así que, poco a poco, debemos encontrar solución a uno de los problemas más graves con los que nos encontramos en nuestra profesión: Una "malinformación" por demasiada información.
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